En las consultas con padres de hijos plurilingües, a menudo escucho expresiones autolimitantes de los participantes. ¿Cuáles son éstas? Por ejemplo, una frase que dijo una madre catalana que vive en los Países Bajos: «Sé que el holandés será su lengua materna, pero aún así …».
Se necesita tiempo para eliminar estas ideas restrictivas para los participantes de los webinarios para que puedan crear una imagen de la dinámica del proceso de aprendizaje del idioma de los niños plurilingües. Ya que comprender esta, proporciona una cierta inmunidad, aprovechando el uso del lenguaje actual, contra la infiltración de prejuicios negativos en nuestros pensamientos. Sin embargo, para mí estas frases son de apoyo porque me hacen mucho más fácil ayudarles al saber por dónde empezar.
A pesar de que, afortunadamente, las consideraciones sobre el plurilingüismo han cambiado positivamente, hasta hoy en día siguen surgiendo rastros de viejos malentendidos. Por ejemplo, en frases similares a la anterior. Por supuesto, esto no debe sorprendernos, ya que incluso la terminología científica no está libre de expresiones que pueden sugerir algo que no necesariamente se corresponde con la realidad porque deja de lado el proceso mismo del aprendizaje.
Tal es el caso del “balanced bilingualism”, el término “bilingüismo equilibrado”, que significa “una competencia alta en dos idiomas, así como el uso eficaz de ambas en circunstancias diversas. “(CVC) Es curioso que nos encontramos con este adjetivo equilibrado con mucha más frecuencia en relación con el bilingüismo que con el plurilingüismo, que puede no deberse únicamente a la aliteración en inglés. Sin duda, la armonía de las vocales b al principio de las palabras también nos ayuda que lo tomemos como evidencia. Sin embargo, es posible hablar también más de dos idiomas a un alto nivel. Pero el hecho es que el término “plurilingüe equilibrado” suena mucho menos convincente y así puede ensombrecer la vida de los padres de hijos plurilingües.
Aunque este término es demasiado estático para que diga algo sobre el proceso de aprendizaje de diversos idiomas. Es cierto que esta cuestión surge menos entre dos, ya que de hecho es más fácil mantener el equilibrio entre dos lenguas y que avancen hombro con hombro. Pero, ¿es un requisito o simplemente una opción entre muchas?
Te aseguro que este esfuerzo de crecimiento paralelo es poco real. A pesar de que esto es lo que sugieren aquellos que reducen a porcentajes exactos el uso que necesita cada uno de los idiomas para que el niño los mantenga. Llama la atención que en los escritos que propagan esto se puedan encontrar números como 50-50% o 30-30-30%, lo que puede parecer lógico a primera vista. Pero no dan una respuesta a lo que debería pasar con cuatro, cinco o más idiomas. Tampoco a cómo es posible que 30% pueda ser suficiente en un caso y en otro 70-30% no sea aceptable. Podría seguir con más contraargumentos porque la vida está lejos de ser tan categórica y no funciona tan mecánicamente. Tampoco el proceso de aprendizaje de idiomas es así y no requiere paralelismo, sino que ofrece muchos caminos distintos.
Sin embargo, donde el equilibrio es fundamental, es en la relación entre convivientes que hablan diferentes idiomas. Hace falta tolerancia para que todos tengan derecho a usar su propia lengua con el niño. Esto también parece lógico en teoría, pero no es siempre fácil en la praxis, al menos que todos entiendan el idioma de los otros. Cuando los niños todavía son muy pequeños y no le preocupa a cada parte que se le dice al niño, es todavía fácil. Por eso, vale la pena luchar en esta época por la autonomía que nos puede ayudar a medida que los niños crezcan y vayan surgiendo temas cada vez más importantes. Luego se negociará cómo se explica a la otra persona lo que no haya entendido. Por ejemplo, resumiéndolo para esta persona posteriormente.
El equilibrio entre las lenguas utilizadas en la familia puede adoptar muchas formas. Esto también se reveló en un caso contado por un padre no británico que vive en Inglaterra, quien, animado por el webinario, le dijo a su esposa de ascendencia filipina, pero hablante bilingüe inglés y tagalo que utilizara el tagalo con su hijo. Así quedó el inglés que ambos padres usan y además cada uno de los padres habla con el hijo una lengua que el otro no entiende. Este método les pareció más atractivo que la opción de que la madre permaneciera en el idioma inglés común y que solo el padre hablara un idioma que su esposa no entendía. Para ellos, este equilibrio fue un incentivo para todos. Y el verdadero ganador será su pequeño hijo.