Una madre polaca me preguntó después de un taller en Barcelona si “no sería difícil para su hijo aprender a hablar correctamente en polaco, ya que su idioma tiene consonantes con pronunciación muy difícil”. Si me lo hubiera preguntado su marido español, habría entendido algo mejor su preocupación, ya que, desde el punto de vista de su lengua materna, el conjunto de sonidos del idioma polaco sí tiene muchas novedades. Pero el hecho de que un hablante nativo encuentre difícil el idioma que presumiblemente no le exigió a él mismo un esfuerzo particular para aprenderlo, es una de las formas en las que se manifiesta el miedo al plurilingüismo.
El criterio de lengua difícil o fácil solo se puede interpretar desde la perspectiva de otra lengua. Ya que la distancia entre dos lenguas determina si la encontramos difícil o fácil. A ninguna persona monolingüe le parece difícil su propia lengua. Sin embargo, los idiomas que aprenderá más tarde le pondrán a prueba dependiendo de la distancia entre el nuevo y el nativo. Un niño tibetano puede aprender mandarín más o menos tan fácilmente como un niño italiano adquiere el español.
Sin embargo, si un niño pequeño aprende diferentes idiomas desde una corta edad, podrá aprender varios como un primer idioma. En esta edad son más capaces de imitar con precisión los sonidos, ritmos y otros elementos musicales de una lengua lo mismo que el sistema gramatical. Por eso es este período tan importante, aunque todavía apenas den signos de su progreso.
Sin embargo, puede que se tenga que esperar más tiempo a los frutos de esta eficiencia en el caso de que el niño tenga que aprender idiomas alejados uno del otro. Es decir, se necesita más tiempo para adquirir una mayor riqueza fonética. Y también puede llevar más tiempo aprender diferentes sistemas gramaticales y vocabulario o conceptos poco similares.
Sin embargo, no pensemos que, a diferencia de lo anterior, aprender idiomas cercanos no presenta ninguna dificultad particular. Los niños que aprenden idiomas afines se enfrentan a otros tipos de retos. Es cierto que por lo general comienzan a comunicarse mucho más rápido en sus idiomas, ya que también encuentran más apoyo mutuo en ellos por las similitudes. Y esto ayuda a la comprensión tanto escrita como oral. También les resulta más fácil mantener una conversación, porque la cantidad de elementos del lenguaje que se toman prestados es mayor que la que usa ocasionalmente un niño que aprende idiomas distantes. Pese a las pequeñas diferencias en la forma de palabras en lenguas cercanas muy fácilmente pueden ser tomadas como préstamo para la comunicación verbal en la otra lengua en la que todavía no han sido aprendidas.
Este éxito fácil, le da la impresión al niño que ya lo sabe y si el entorno no le ayuda diciéndole la palabra o conjugación correspondiente en la otra lengua, seguirán utilizando la prestada. La consecuencia de esto se sufre en mayor grado en los trabajos escritos porque allí no vale lo prestado. Es necesario conocer las formas auténticas en cada una. Porque estas palabras prestadas con una fonética parecida pueden tener formas diferentes en cada ortografía.
Una familia francesa que vive en Barcelona me pidió ayuda hace meses, y me enviaron unas redacciones de su hija de unos 9 años. Los textos catalanes estaban realmente llenos de palabras y frases escritas en español y francés. Es muy difícil evaluar un texto de este tipo de la misma manera como se hace con alumnos monolingües. No tiene mucho sentido calificar esta redacción simplemente contando los errores. Primero es conveniente abstraerse completamente de la formulación lingüística y tratar el contenido por separado. Y después enfocarse en la creación de las bases de una estrategia personalizada a largo plazo.
Aunque los idiomas sean cercanos, se requiere trabajar con cada uno de ellos. Por ejemplo, a nivel de lectura. Si los libros son importantes para cualquier niño, para los plurilingües son fundamentales y no solo en el caso de lenguas lejanas sino también cuando están emparentadas. Si no, la falta de vocabulario los tienta a tomar prestado más rápidamente de un idioma u otro como en el ejemplo anterior.
Si los idiomas son muy lejanos no tienen esa sensación de éxito y tienen más claro lo que saben en un idioma y en otro. Es más probable que nos parezcan menos comunicativos por la mayor dificultad de utilizar préstamos de sus otras lenguas. Así que necesitan otro tipo de apoyo.
Los niños que crecen en más de dos idiomas, es posible que se encuentren con ambas situaciones es decir pueden tener entre sus lenguas unas más lejanas y otras más cercanas. Esto debe tenerse en cuenta al evaluar su aprendizaje y rendimiento lingüístico. Sin embargo, no olvidemos que la distancia es solo uno de los factores que influyen en el aprendizaje de idiomas, es decir, no es causa de todo.