¿Con qué edad debe empezarse a estudiar una nueva lengua para evitar el acento extranjero? Durante décadas se investigó si había una edad límite. Los estudios más recientes sugieren que no existe una edad crítica, sino más bien parece que la probabilidad de que los elementos musicales, la entonación o pronunciación de nuestra primera lengua determinen la pronunciación de las lenguas adquiridas posteriormente, van aumentando progresivamente después de superar nuestra infancia.
Es decir, cuanto más se aleja la persona de su infancia, tanto más esfuerzo necesitará para adquirir la entonación correcta de sus nuevas lenguas. La buena noticia es que, la edad no es el único factor que influye en el éxito.
Por ejemplo, es relevante la similitud de los sonidos o de entonación o de ritmo entre los idiomas del hablante. Si en estos criterios son muy diferentes, cobra importancia si la primera lengua dispone de mayor o menor amplitud de sonidos o un ritmo más o menos complicado que la nueva. Obviamente, un primer idioma con un ritmo más complejo o un conjunto más amplio de sonidos coloca al estudiante de idiomas en una posición más ventajosa. Y también depende de lo bueno que sean el oído, la competencia de imitación y la capacidad de concentración del estudiante.
Personas plurilingües suelen tener mayor facilidad para aprender la pronunciación correcta de los siguientes idiomas y la tendencia a la debilitación progresiva de esta capacidad es en su caso más moderada.
Por supuesto, no debemos olvidar cuánta verdad hay en el dicho de que “la práctica es la madre del conocimiento”, y esto también se puede aplicar a la correcta pronunciación. Siempre teniendo en cuenta el peso del apoyo del entorno y su voluntad de motivarnos.
Por ejemplo, no reaccionar negativamente al acento incorrecto o proporcionar consejos prácticos para ayudar a encontrar la manera adecuada para formar dicha pronunciación. Además de un profesor de idiomas, se puede consultar a un logopeda.
Por lo tanto, el éxito del aprendizaje de idiomas con acento correcto de un niño plurilingüe no depende únicamente de la edad. Muchos padres confían en que, si su hijo habla su idioma de origen a una edad temprana sin acento, es garantía de que eso permanecerá así en el futuro. No obstante, el acento puede verse afectado negativamente si el uso de la lengua disminuye drásticamente. Aunque es habitual que los niños que hablaban un idioma a temprana edad sin acento y luego se olvidan de la misma, sí de mayores vuelven a estudiarla, tendrán una pronunciación mucho mejor que sus compañeros que de pequeños no tenían contacto con dicha lengua.
También ocurre que cuando un idioma comienza a rezagarse respecto a otro, el hablante necesita cada vez más energía para concentrarse en el uso correcto del idioma, por lo que tarde o temprano se deslizará hacia la entonación, el ritmo y la pronunciación de su idioma más fuerte.
Además, no es que una persona con acento siempre lo tenga con la misma fuerza. Es posible que en una situación más estresante le vaya aumentando y al contrario, al liberarse de la tensión encuentre energía para prestar atención a una mejor pronunciación.
Pero veamos el asunto desde otra perspectiva. Desde el punto de vista de la persona receptora. Ya que si esta por ejemplo sabe que dicha lengua no es la única lengua (materna) de su interlocutor, puede ocurrir que perciba un acento más fuerte del que realmente tiene. Esta sensación de escuchar un acento raro incluso donde no lo hay depende también de los prejuicios del interlocutor. Por otro lado, el acento de esta persona puede ser percibido con diferente intensidad según el dialecto que usa la persona que lo escucha.
Hablando de acentos no todos despiertan las mismas emociones. De hecho, hay idiomas cuyas huellas tienen un efecto especialmente positivo cuando se mezclan con otras lenguas, como por ejemplo el francés, que es utilizado incluso en la publicidad en determinados ámbitos.
Es importante intentar mejorar la pronunciación cuando aprendemos nuevas lenguas y para ello tengamos en cuanta la multitud de factores que la influyen y no olvidemos que no todos dependen del hablante.