No hay dos hermanos iguales aprendiendo lenguas

Többnyelvű gyerekek, késhet az első szó?

En mi último taller presencial en Barcelona un padre francés contó que el período de silenció en francés de su hijo duró 4 años. En vano le habló incesante e inexorablemente en francés, el niño no le dirigió ni una palabra que no fuera en castellano. Una vez, después de haber pasado una semana con los abuelos en Francia, regresó hablando con soltura su lengua. Al terminar este comentario, el padre añadió que ahora se sentía preparado para tomarse con más tranquilidad los años venideros hasta que su segundo hijo recién nacido empiece a hablar en francés.

 

Como os podéis imaginar, los otros participantes le dirigieron en coro la pregunta: “¿De dónde sabe que le va a pasar lo mismo al segundo como le había pasado al primero?” No voy a decir nada nuevo afirmando que no hay dos hermanos iguales.

Y si además la familia es plurilingüe, la cosa se complica todavía más.  Ya que su trayectoria con las lenguas será diferente incluso si han tenido el mismo tiempo de contacto con ellas y todavía más si la familia iba cambiando países durante su infancia y el cambio les tocó en diferentes edades.

Por ejemplo, si el mayor es muy joven al mudarse al nuevo país, es decir se encuentra en el período sensible para aprender lenguas, probablemente será él que vaya a integrar a la familia en el nuevo país. Ya que será él que aprenderá más rápido la nueva lengua. Muy pronto le pedirán que interprete para sus padres lo que aumentará su autoestima. Al mismo tiempo le asignarán la tarea de ayudar con los deberes de su hermano o hermanos más pequeños. Además, dependerá también de él, hasta qué nivel podrán mantener la lengua de origen su hermano o hermanos más pequeños.  Si en el parvulario o colegio aprende con agilidad y rapidez su nuevo idioma y al mismo tiempo sigue utilizando con sus padres su lengua de origen, podrá servir de apoyo esta comunicación en casa al segundo hijo en ambas lenguas. En el caso de que el hijo mayor utilice en casa la segunda lengua con su hermano, esto le será a aquél muy útil porque aumentará su input lingüístico y así mejorará su calidad de integración en el parvulario cuando empiece. Sin embargo, contribuirá en la debilitación de la lengua de origen. La tendencia es que los hermanos entre ellos antes o después pasen al idioma del colegio. No obstante, el uso de lenguas entre los miembros de una familia siempre dependerá de su negociación interna.

Normalmente no es recomendable aferrarse en el uso rígido de una lengua entre varias porque los niños lo aprenden como norma y quizás defenderán de mayores la exclusividad de otra lengua con la misma vehemencia. Es más conveniente aspirar a un equilibrio donde haya sitio para todos los idiomas. Los niños influyen mucho en qué combinación lingüística se comunica en una familia plurilingüe.

Lo que quería destacar hoy es que en vez de comparar a los hermanos entre sí ayudémosles a cada uno en su situación específica. No olvidemos que aprender varias lenguas es una tarea compleja y dinámica. Las lenguas no son enemigas entre sí sino que se apoyan también mutuamente y cuánto mejor sabemos una, tanto más fácil aprendemos la siguiente. Es verdad que teniendo varias lenguas pueden desaprenderse también, pero tenga el nivel que tenga el niño, siempre puede mejorarlo. Lo más recomendable es afrontar la situación con una estrategia que incluya todas sus lenguas y a veces repensar la costumbre lingüística de toda la familia.